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Reproducción: pintura de Oswaldo Guayasamín |
Es natural que en profesionales
de eventos ocurran cambios de comportamiento, en mayor o menor grado, más o
menos visibles, vísperas de la realización de un evento en el cual tengan que
asumir responsabilidades que demanden energía y concentración fuera de lo común.
Es la llamada “tensión pre evento”, una especie de estrés específico que afecta
a unos más que a otros, pero que afecta prácticamente a todos esos
profesionales.
Usted escucha que dicen: “¡Fulano
está pesado hoy!” “¡Está
extraño!” “¡No sé quién se está pensando que es!” Pero no es necesariamente
eso. Ese profesional puede estar apenas un poco cansado o concentrado en lo que
está haciendo. Debe estar organizando y repasando constantemente un extenso “check
list mental” en el cual constan decenas de compromisos, tareas y plazos que no
pueden ser postergados, así como diversos procedimientos. Un simple descuido o
un pequeño olvido pueden echar todo a perder.
En esa condición, ese
profesional pasa a estar menos accesible para aquellas conversaciones
superfluas del día a día, se muestra menos interesado por asuntos que lo alejen
de su objetivo principal, y a veces su habitual convivencia social pasa a ser
también un poco perjudicada. Pero no lo juzgue de forma equivocada. Él puede
estar haciendo lo que es correcto. Todo va a depender del equilibrio o
inclusive de la inteligencia emocional con la que ese profesional pueda estar
actuando.
Tensión en exceso produce
más adrenalina que lo necesario, llevando al profesional a asumir
comportamientos inadecuados y a tomar decisiones equivocadas. Pero la ausencia
de esa tensión puede convertirse en un factor desmotivador que comprometerá
mucho el desempeño necesario. Por eso la importancia del equilibrio, de la dosis, de la administración coherente de
las emociones, de que todo ocurra realmente en la medida correcta.
Es eso mismo, tratar con
la “tensión pre evento” es también una cuestión de equilibrio emocional, y ese
equilibrio es uno más de los tantos desafíos que deberán ser enfrentados por
los profesionales de eventos, otra de las dificultades que deberán ser
vencidas. Por eso, nada mejor que actuar con la natural sabiduría y coraje que
caracteriza a los profesionales del sector, pues, a final de cuentas, la “tensión
pre evento” no es para los débiles, ella fue hecha, a la medida, para los
profesionales de eventos.